Parece que hay un incendio

shakshuka

Hace unos días estuve cerca del paraíso, nunca lo habría imaginado: unos colores así, un paisaje de sueño, «una playa donde el daño no acecha»…El paraíso tenía su banda sonora, y las Alegrías del incendio, de Los Planetas, fue lo que más sonó. La canción pertenece al disco Principios básicos de astronomía, publicado hace más de diez años. Han cambiado muchas cosas desde ese momento, pero la canción me sigue alcanzando de la misma manera.
Como siempre, esto no es lo único que me ronda en estos días extraños: los libros, el cine, la fotografía y el arte están, como siempre, presentes en mi vida, y voy relacionando una cosa con otra; por supuesto, también con la comida. De manera que tenemos varios elementos que componen la postal del paraíso: Alegrías del incendio, algunos poemas de Laura Casielles-que os dejo por aquí-, Chicas de campo, Nuestra hermana pequeña, el shakshuka, y la luz de esta fotografía.
Aunque no lo parezca, todas estas cosas tienen parecido: shakshuka es un plato típico de la cocina libia, tunecina, egipcia… y significa «mezcla» en argot árabe.  Eso es lo que hago en este espacio desde hace ya unos años, un lugar que se ha convertido en mi vía de escape, en mi lugar de las cosas bonitas, que me ha dado muchas satisfacciones y que se ha convertido en un testimonio de mi vida. Se pueden intuir muchas cosas desde aquí, pero también en cierto que soy mucho más que esto.
El shakshuka es un incendio en el que apetece sumergirse; como el paraíso también es un incendio a ratos: da miedo llegar a él, parece un horizonte que se desdibuja al mirarlo, se desvanece con las llamas, pero está en nuestras manos, como dice Laura Casielles, «hacer un mundo ( y yo añado, nuestro mundo) con él”.
¿Puede un incendio albergar cierto placer? ¿Y el frío? ¿Habéis estado alguna vez en el paraíso? ¿Lo habéis tenido en frente en alguna ocasión?