Querido David:
Querido David: Quizás mis palabras te parezcan absurdas. Sin duda son fugaces, y admito mi derrota: soy consciente de que no te conoceré nunca. A pesar de eso, te he visto una vez, en el Cicus, una tarde de verano con bochorno, mientras reíamos, mis amigos y yo, con las ocurrencias y anécdotas que