Me gustan las cosas conocidas, aunque me gustan más las cosas extrañas, las que encuentro dentro de la cotidianeidad. Me gustan las cosas que me sorprenden: me siento viva cuando, en un instante, todo se transforma, y algo me ilumina hasta llevarme a un lugar determinado.
Pueden ser muchas cosas, pero fundamentalmente libros, música, imágenes, arte, películas, sabores; es decir, todo lo que intento reunir aquí. Por eso me encantan las recopilaciones semanales que hace Javier Aznar en Vanity Fair y que titula Cosas que me han hecho feliz esta semana; también me gusta el libro que os traigo hoy: Cosas conocidas y extrañas, de Teju Cole. Las primeras son más ligeras y quizás más frívolas, pero son un soplo de luz al final de la semana. Las segundas, quizás más profundas y distantes, están llenas de ventanas pequeñas a través de las que descubrir “mis cosas bonitas”
Teju Cole es un autor nacido en 1975 en Estados Unidos y criado en Nigeria, aunque finalmente se estableció en el país americano. Cole es historiador del arte y fotógrafo—quien me conozca, ya sabe que con eso me tenía ganada—, ha escrito varias novelas como Cada día es del ladrón y Ciudad abierta. En Cosas conocidas y extrañas reúne pequeños ensayos que ha ido publicando en diversos medios. Nos hablan de los intereses de su autor: arte, fotografía, poesía…, sobre todas estas cosas es capaz de ofrecer una mirada diferente. Ese es el mayor interés de este libro publicado por Acantilado, una de mis editoriales favoritas.
Como decía, tengo un catálogo de cosas conocidas y extrañas que han estado presente las dos últimas semanas de mi vida: El dolor de los demás, de Miguel Ángel Hernández, me ha llevado a escribir sobre mi; Serotonina, de Houellebecq, me ha hecho investigar sobre diferentes tipos de humus, un viaje relámpago ha despertado sabores que tenia olvidados, y con todo ello he conseguido este humus de mango. Esta variedad de humus es algo conocido, todos hemos tomado humus alguna vez; pero también es extraño, y quizás exótico con el mango como ingrediente sorpresa. ¿Y si nos dejamos llevar por las cosas conocidas y extrañas?