Danzad, comed, bebed, y que no sea el título de una película

Nos quedamos en la India, ¿no? Seguimos en ella; la verdad, debe ser un país alucinante y espero poder comprobarlo en persona. En la India se desarrolla La Bayadère,de la que os voy a hablar hoy, uno de los “ballets” más exóticos estrenados en el teatro de Bolshoi. La historia está inspirada en los versos de un poeta hindú llamado Kalidassa, que debió ser allá por el siglo VI d.C. un devoto de la diosa Kali, en los que hace referencia a mujeres consagradas al baile a través del culto a la diosa, conocidas como «bailaderas» por los navegantes portugueses, que habían establecido rutas marítimas entre Europa y la india a través del cabo de Buena Esperanza.
Tuve la suerte de asistir a la representación de La Bayadère en el Teatro de la Maestranza, en Sevilla. La coreografía fue ideada por Marius Petipa y, en este caso, se trataba de una versión y actualización del mexicano Javier Torres para el Ballet Nacional Checo.
El espectáculo me hipnotizó, me mantuvo atenta las dos horas y medias, que pasaron sin que me diera cuenta, pues la música, el vestuario, la ligereza y a la vez la fuerza de los bailarines, me transportaron a la India de mis sueños. A mis sensaciones contribuyeron la música, la escenografía, y, sobre todo, el vestuario, que era maravilloso. Me apasiona la danza: esa capacidad que tienen algunas personas para expresar todo con su cuerpo, para gritar sin hablar, para llorar sin dejar caer una lágrima, para reír sin sonido, para decir envolviéndonos con tu manto del movimiento, en silencio y sin aspavientos.
Y curiosamente lo mejor de la velada, no fue solo esto: fue la compañía. En la vida a veces encuentras a personas con las que conectas desde el primer instante  e intuyes que van a estar ahí para toda la vida. Hace algo más de un año que me ocurrió con precisa exactitud esto,  y sé que con ella puedo compartirlo todo: estará cuando la necesite, también cuando quiera estar sola. En eso consiste la amistad, ¿verdad?
Por supuesto, tocaba otra receta india, no hay otro tipo de comida que pueda gustarme más. Uno de los platos que suelo hacer en casa de este tipo es el dahl: un guiso de lentejas naranjas, aunque dahl se refiera a las legumbres sin piel, que sienta genial en esta época del año, (pero sabéis que mi favorito es el palak paner, que vimos aquí). Danzad, comed, disfrutad y que no sea el título de una película.