Cada vez me cuesta más ponerme a escribir por aquí, no sé…
Dicen que los blogs han muerto, llevan años diciéndolo, pero, a pesar de los pesares, mantengo este vivo, eso sí, con muchas dudas y vacilaciones. Como siempre (en eso no he cambiado). No sé, siento que me repito, que soy demasiado intensa, que canso…y aquí estoy de nuevo, para hablar de algo de lo que ya he hablado. Leo mucho, aunque suene pedante y aquí sólo aparece parte de ello. Normalmente son los libros que me llegan más, ya sabéis esto también–que le debo a él–: lo importante no es lo que yo pienso del libro, si no lo que este dice de mí. Efectivamente, este–Teoría de la gravedad, de Leila Guerriero– dice mucho de mí, podría suscribir buena parte de los artículos, pues el volumen es una recopilación de estos últimos, publicados cada miércoles en el diario El País. Sí, me podéis imaginar cada miércoles por la mañana leyendo a Leila, es una de las primeras tareas del día. Parece que eso no va a suceder más, pues la argentina comenzó el pasado domingo uno de diciembre una nueva columna en el El País Semanal, que sustituirá a la de los miércoles. Como ella misma dice en uno de sus artículos: «el tiempo pasa. Por suerte y menos mal». Como siempre, me siento identificada pues en eso ando en estos momentos: observo como pasa el tiempo y menos mal…
Ese movimiento continuo –el movimiento de la vida– con el tiempo se va transformando en un gran acontecimiento que cambia nuestras existencias, porque todos cambiamos, porque como Guerriero, yo tampoco quise hacer casi nada de lo que se suponía que tenía que hacer, sobre todo, eso de llevar una vida serena… y ahí ando. Me doy cuenta-aunque ya lo sabía- de que los pocos que seguís cada entrada de este blog, podéis tener una imagen muy certera de mí, adivinar cada uno de esos cambios, de esas transformaciones, pero yo soy mucho más que todo esto. La letra con salsa entra es mi espacio,el árbol en el que he crecido (como ya dije por aquí) y por ello es parte de mi patria aunque esta esté conformada por algunos aspectos que no muestro en este espacio. Por eso y, aunque me cueste cada vez más y sea más y más lenta, aquí seguiremos viendo la vida pasar. Aquí seguiremos escribiendo y cocinando, haciendo pan, porque como dice también ella: «Hay que amasar el pan con cansancio, por cansancio, contra el cansancio. Hay que amasar el pan sin humildad, con empeño, con odio, con desprecio, con ferocidad, con saña. Como si todo estuviera al fin por acabarse. Como si todo estuviera al fin por empezar. Hay que amasar el pan para vivir, porque se vive, para seguir viviendo. Escribir. Amasar el pan. No hay diferencia. «
Pero, bueno, estábamos con Leila y algunos de sus maravillosos artículos… ¿para qué decir más? Léedlo (y aquí, si no me hubieran enseñado a escribir, pondría un icono con un guiño)
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