Cuando la música pare, yo seguiré bailando

¿Cuánto tiempo nos queda?
Existe una canción preciosa del cantante Serge Regianni que lleva este título: Le temps qui reste (El tiempo que queda).Yo diría que es una canción para llorar, para llorar de emoción. ¿No tenéis algunas veces la sensación de no poder abarcarlo todo? ¿No os desbordan las  ganas de aprender, de hacer cosas, de vivir experiencias y sentir emociones? Yo soy algo ansiosa con esto, entusiasta, dirían algunos; intensa, dirían otros.  Tengo la sensación de que una vida no será suficiente. Desde hace un tiempo me apetece vivirlo todo (y todo es todo), quizás porque conocí a muchos que  sólo vieron las cosas pasar, sin detenerlas… o porque no sé cuánto tiempo me será concedido para disfrutar de la belleza de la vida. Como nos pasa a todos. Nadie sabe cuánto tiempo nos queda, en eso, por más que nos digan, estamos empatados.
«¿Años, días, horas? ¿Cuánto?»… «Quiero, reir, correr, llorar, hablar y mirar y creer…»
Creer… aunque a veces “ no acierto a comprender/lo que quieren decirme/estas piedras, los árboles/todo lo que me habla…/yo escucho lo que suena en mi interior” y sé que ya he hecho muchas de esas cosas, quizás por mi edad, me faltan otras muchas por hacer, por repetir, aunque no sería justo decir lo último: jamás volvemos a vivir las cosas de la misma manera.
Otras veces pienso que soy un soldado: me preparo para todo en la vida. Sé que vendrán fases dolorosas pero también sé que lo mejor está por venir. Es lo que me dice él, y yo, le creo.
Lo que sí tengo claro es que el tiempo que me queda podría pasarlo alimentándome de este maravilloso helado; algunas personas que me conocen bien saben que también podría hacerlo con otros, como aquel empalagoso, o ese otro del mejor sitio de Sevilla. Por supuesto, cuando la música pare, yo seguiré bailando.