El presente de nuestro pasado

¿Puede la música cambiar tu estado de ánimo? ¿Puede una canción devolverte a un momento concreto de hace diez años? ¿Es posible sentir lo mismo que entonces? ¿Es posible volver a vivir lo vivido?
Eso es lo que parece hacer John Cale en París 1919 y, desde luego, eso es lo que me pasa cuando escucho precisamente esta canción. El músico alude a una época pasada y nos arrastra con él a un tiempo que ha quedado atrás. París 1919 es un álbum de 1973 lleno de referencias literarias, remasterizado en 2006, cuenta con canciones llenas de poesía.
La música tiene un poder evocador muy parecido al que nos puede proporcionar el olfato. He estado algún tiempo sin poder escuchar nada de música, pues llega a afectarme hasta el punto de aislarme y no querer sentir nada. París 1919 me traslada a hace diez años: ahora quizás sea lo que quería ser entonces, aunque en estos días quiera más de lo que soy ahora. Por eso puedo escuchar esta canción de John Cale, porque la canción es la misma, pero yo soy otra.
¿Cómo era París en 1919? ¿Cómo era yo hace diez años?
París en 1919 era una ciudad que salía de un momento delicado, la I Guerra Mundial, que tomaba las riendas de la paz; una ciudad que bullía: llena de vitalidad y alegría; el arte vanguardista se hacía con la ciudad y como decía Hemingway: París era una fiesta.
Hace diez años no existía este pequeño lugar en el que escribo, cocino y hago fotos, tenía las mismas inquietudes, el mismo entusiasmo, pero también más miedo y más inseguridades. Mi energía, como ahora, era incombustible y hacía, como ahora, mil cosas a lo largo del día. Hace diez años no conocía a tanta gente, y  no había descubierto como, los que te dicen que te ayudarán, son los que te dejan atrás antes; ni quienes son los que me quieren de verdad y van a estar conmigo toda la vida. Hace diez años el corazón, a veces, se me teñía de negro, como ahora, cuando recuerdo algunos momentos pasados. En el año 2008 tenía la mejor edad, como ahora, porque la mejor edad siempre es la que se tiene; y he aprendido a disfrutar de la vida: aprovechar lo bueno y lo malo, es lo único que tenemos.
Por eso el maskool, es el tipo de receta que me hubiera gustado hace diez años, me gusta ahora y lo hará dentro de diez más, pues es una mezcla de las cosas que adoro: comida rica y sana, colores, y un sabor delicioso, sorprendente.