Tallos que terminan en flores

Formaggio
EL mundo
estaba entero porque
se destrozó. Cuando se destrozó, supimos lo que era.
Nunca se curó.
Pero en las profundas fisuras aparecieron mundos más pequeños:
fue una buena cosa que los seres humanos los hicieran; los seres humanos saben lo que necesitan
mejor que ningún dios.
En Huron Avenue se convirtieron
en un montón de tiendas; se convirtieron
en Fishmonger, Formaggio. Fueran
lo que fueran, vendieran lo que vendieran, su función era semejante: eran
imágenes de la seguridad. Como
un lugar de descanso. Los dependientes
eran como padres; parecía
que vivían ahí. Por lo general,
más amables que los padres.
Afluentes
que desembocaban en un gran río: yo tenía muchas vidas. En el mundo
provisional, me quedaba junto a la fruta,
cajas de cerezas, clementinas, bajo las flores de Hallie.
Yo tenía muchas vidas. Desembocaban en un río, el río
desembocaba en un gran océano. Si el yo se vuelve invisible, ¿ha
desaparecido?
Fui prosperando. No vivía completamente sola, sola
pero no completamente, los desconocidos me rodeaban.
Eso es el mar: existimos en secreto.
Tuve vidas antes que ésta, tallos
de un ramo de flores: se convirtieron
en una única cosa, sujeta por un lazo en el centro, un lazo visible bajo la mano.
Sobre la mano,
el futuro ramificándose, tallos
que terminan en flores. Y el puño apretado-
eso sería el yo en el presente.
En muchas ocasiones vuelvo a libros que ya he leído,  la mayoría son poemarios, y este,Vita Nova de Louise Glück, es uno de ellos. ¿Por qué releemos? Posiblemente porque esos libros nos han hecho sentir bien, porque aprendimos algo o porque nos parecieron enormemente sensibles y bellos. La poesía es un género que solemos hacer nuestro, es decir, solemos identificarnos con lo que nos cuenta, es una forma de ser escrito sin escribir.
Me suele pasar todo esto con Glück, siempre espero algo de sus poemarios, hallo cierto cobijo, cierto calor y unos versos a los que agarrarme. En este poema la poeta parece encontrar una vida nueva a partir de otra que se ha roto: hay más vidas y más mundos;  muchas veces más pequeños, pero más sabrosos y ricos.
En la comida a veces ocurre algo parecido, llevas toda la vida tomando ciertos alimentos y, de repente, te das cuenta de su nocividad; pero hay otra forma de alimentarse y de buscar nuevos ingredientes. Este queso vegano consigue que olvidemos el queso de cabra por su cremosidad, su textura y su sabor; además podemos hacerlo diferente con sólo unos pequeños toques.  Estos pequeños quesos forman un nuevo universo.  Fuera de este mundo, que crees el único, hay otros y son maravillosos.