La primavera es los pájaros que anuncian la mañana, el cielo anaranjado del atardecer, la brisa suave, el olor a azahar, la lluvia desordenada y las ganas de comer helado mientras el sol acaricia mi espalda. Eso es la primavera y, aunque no oficialmente, aquí ya ha llegado: tenemos ganas de vestir ligero, de colores vibrantes, y del blanco deslumbrante que acoge al sol.
Todo eso es también la colección primavera/verano de DelPozo, ante la que caigo rendida a sus pies. La marca cuenta con Josep Font como director creativo, un diseñador al que le sigo la pista desde hace ya bastante tiempo, desde la época en que tenía su propia marca, que debió dejar por problemas legales. Font posee una creatividad que me fascina, me gusta todo lo que hace y me parece un verdadero ingeniero del corte. La delicadeza, la suavidad, la elegancia y la sutileza de todos sus diseños me llaman poderosamente la atención. Aquí, en su página web, podéis ver sus desfiles, la inspiración que ha utilizado en cada temporada y detalles de algunos de sus trajes. Realmente es un gustazo para los sentidos.
He pensado en esta colección primavera/verano para hacer una receta. Una de sus inspiraciones, según el mismo confiesa, fue Joaquín Sorolla, que amaba la luz, los azules, los blancos y las transparencias, esos reflejos dorados del sol que consiguen un color más intenso y vivo. No me extraña que Sorolla haya sido, al menos en parte, la inspiración de Josep Font. Con este conjunto—Joaquín Sorolla y Josep Font—he intentado hacer un postre delicado en sus colores y en el sabor, un poco de luz dorada en nuestra vida para hacerla más intensa y vivaz; tan delicioso que suponga una explosión en nuestra boca pero también en nuestro interior: la llegada de la primavera. Nos parece increíble lo que Font consigue con su trabajo, y de la misma manera nos parece increíble que esta receta pueda estar tan deliciosa con estos pocos ingredientes. Probadla, estoy segura de que os entusiasmará: os acariciará la primavera, que ya llama a nuestras puertas.